Nos levantamos el sábado por la mañana con el objetivo de irnos de aventura por ahí sin rumbo fijo, sin niños, y con dinero para hacer lo que se nos antojara por 24 horas; la idea era descubrir Quebec.
Empezamos a descrubir los hermosos paisajes de la zona y cuando llegabamos a una intersección decidíamos el rumbo según se viera más bonito; asi, nos fuimos alejando de los nubarrones, de las llanuras y nos adentrabamos allá donde la naturaleza estaba cada vez más grandiosa.
Encantados por la experiencia nos encontramos con que estabamos a sólo unos kilometros de Estados Unidos, debíamos tomar hacia el camino lindo para seguir acompañados de la madre naturaleza pero se me ocurrió que haríamos un pequeño desvío para conocer la frontera que divide ambos países.
Todavía no sabemos en que momento dejamos de estar en Canada cuando vimos una estación con el cartel arriba que decía: United States Border Inspection Station. Le dije a mi marido que parara para tirar una foto al borde y regresabamos por donde veníamos.
Pues nada de eso, empezaron a sonar unas alarmas como la de los bomberos y en menos de lo que canta el gallo estabamos rodeados de policías cayendonos a gritos y obligandonos a entrar en la estación. El policía que se encargaba de mi marido le gritaba la misma pregunta todo el tiempo. Cuál es tu nacionalidad? Dónde nacistes? dónde vives? De dónde vienes? él respondía todas las preguntas pero se lo volvían a preguntar a los gritos. A mi me trataron distinto o el policía que me toco era normal. Me identifique con mi nacionalidad y fecha de nacimiento e inmediatamente me preguntaron si venía a quedarme en el país. Le expliqué que andabamos de escapada romántica, que todo esto era un error y le aseguré que sólo quería ver los Estados Unidos no entrar y me dijo que era tarde porque estabamos dentro del país ya.
La gracia nos salió cara. Nos sentamos a esperar que verificaran toda la informacion que habíamos entregado y hacer un papeleo que duró horas; hasta que ya en la noche con lluvia, frio y hambre nos devolvieron a Quebec.
Mi marido estaba molesto por el trato inicial pero después entendió la responsabilidad de estas personas con la seguridad del país. El oficial que me atendió resulto ser el cuñado de un cubano y le causo risa como yo pronunciaba la palabra Miami. A la señora encargada del perrito oledor le gustó mi collar de flores. La señora amable de la otra estación me explicó las medidas de seguridad por las que nos tenían que poner esposas para el traslado y se reía cuando yo me quejaba por haber perdido mi spa en la tarde y mi esposo de en vez de masaje había recibido una mano de gritos aterradores. En fin, no pongo la foto que nos llevó a esta situación porque me aclararon que no volviera a retratar las estaciones en los Estados Unidos.
Empezamos a descrubir los hermosos paisajes de la zona y cuando llegabamos a una intersección decidíamos el rumbo según se viera más bonito; asi, nos fuimos alejando de los nubarrones, de las llanuras y nos adentrabamos allá donde la naturaleza estaba cada vez más grandiosa.
Encantados por la experiencia nos encontramos con que estabamos a sólo unos kilometros de Estados Unidos, debíamos tomar hacia el camino lindo para seguir acompañados de la madre naturaleza pero se me ocurrió que haríamos un pequeño desvío para conocer la frontera que divide ambos países.
Todavía no sabemos en que momento dejamos de estar en Canada cuando vimos una estación con el cartel arriba que decía: United States Border Inspection Station. Le dije a mi marido que parara para tirar una foto al borde y regresabamos por donde veníamos.
Pues nada de eso, empezaron a sonar unas alarmas como la de los bomberos y en menos de lo que canta el gallo estabamos rodeados de policías cayendonos a gritos y obligandonos a entrar en la estación. El policía que se encargaba de mi marido le gritaba la misma pregunta todo el tiempo. Cuál es tu nacionalidad? Dónde nacistes? dónde vives? De dónde vienes? él respondía todas las preguntas pero se lo volvían a preguntar a los gritos. A mi me trataron distinto o el policía que me toco era normal. Me identifique con mi nacionalidad y fecha de nacimiento e inmediatamente me preguntaron si venía a quedarme en el país. Le expliqué que andabamos de escapada romántica, que todo esto era un error y le aseguré que sólo quería ver los Estados Unidos no entrar y me dijo que era tarde porque estabamos dentro del país ya.
La gracia nos salió cara. Nos sentamos a esperar que verificaran toda la informacion que habíamos entregado y hacer un papeleo que duró horas; hasta que ya en la noche con lluvia, frio y hambre nos devolvieron a Quebec.
Mi marido estaba molesto por el trato inicial pero después entendió la responsabilidad de estas personas con la seguridad del país. El oficial que me atendió resulto ser el cuñado de un cubano y le causo risa como yo pronunciaba la palabra Miami. A la señora encargada del perrito oledor le gustó mi collar de flores. La señora amable de la otra estación me explicó las medidas de seguridad por las que nos tenían que poner esposas para el traslado y se reía cuando yo me quejaba por haber perdido mi spa en la tarde y mi esposo de en vez de masaje había recibido una mano de gritos aterradores. En fin, no pongo la foto que nos llevó a esta situación porque me aclararon que no volviera a retratar las estaciones en los Estados Unidos.
6 comentarios:
Puchungurria que locura! Parece que estás contando una película de suspense.
Oye que no se puede ir por ahí caminando de un país a otro!!! Suerte que la experiencia fue sólo eso. Algo que contar...
Un abrazo y bienvenida!
Eso mismo le parecio a mi marido, una pelicula. No vale la pena caminar por ahi, en primera no hay nada que ver, mejor dejar el paseo para cuando uno va preparado con los documentos para entrar y visitar, es una zona complicada, la experiencia no fue agradable y hasta les pedimos disculpas por todo el trabajo que tuvieron que hacer para regresarnos.
Puchungurria, son casi las ocho de la mañana aquí y emíezo a medio sentar en la cama, leyendo esto. Me he atacado de la risa, no puede ser nadie se da cuenta que los cubanos no conocemos el GPS, que somos ingenuos y nos puede caer una torre encima en demolición o escuchar alarmas que nos suenan a carrito de helado. Lo peor, te lo confieso es que a los que tenemos niños esas escapadas nos resultan necesarias, no sé si quieras improvisar otro viaje en tu cuarto y le digas a tu esposo con todo seductor: Estamos cruzando la frontera y no sabes lo que te espera, papiiiiiiiiiiiiii...
jajaja, no he parado de reírme y todavía me duele la barriga, qué suerte.
Conoooo candela , eso me recuerda a aquellas composiciones de la secundaria y del pre:
"Aquel fin de Semana inolvidable"
Menos mal que todo acabó en Happy Ending. ;)
Espeluznante!
La frontera es tan difusa en muchos lados, que es casi imposible saber si estas aqui o alla. Hay que tener cuidado porque estan paranoicos despues de lo de 911.
Antes de eso era muy facil entrar y salir a USA, pero ahora cada vez es mas dificil. Todo lo contrario que en Europa, donde las fronteras casi no existen.
Cuidate!
Saludos,
Al Godar
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